El papel de las fuerzas armadas en misiones de paz internacionales

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El rol global de las fuerzas armadas en la paz internacional

Cuando pensamos en fuerzas armadas, muchos imaginan ejércitos en combate o defensa nacional. Sin embargo, en la actualidad su papel va mucho más allá: contribuyen de forma activa y estratégica en la construcción de la paz a nivel global. Las misiones de paz, bajo el amparo de organismos como las Naciones Unidas, no serían posibles sin el compromiso y profesionalismo de los militares que representan a sus países en contextos de conflicto y posconflicto.

La participación de las fuerzas armadas en estas misiones no solo exige entrenamiento militar, sino también habilidades humanas, diplomáticas y culturales. Se trata de operaciones multidimensionales en las que la prevención de violencia, la protección de civiles, el apoyo humanitario y la estabilización de regiones vulnerables son tareas cotidianas.

Este artículo busca profundizar en el papel de las fuerzas armadas dentro de estas misiones internacionales, con especial enfoque en la experiencia peruana, y en particular, el valioso desempeño del Batallón Perú en escenarios tan complejos como Haití y Liberia. A lo largo del texto, compartiré también relatos y percepciones personales que reflejan la realidad del servicio en estos contextos.


¿Qué son las misiones de paz y cómo funcionan?

Las misiones de paz, también conocidas como operaciones de mantenimiento de la paz, son iniciativas lideradas principalmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para apoyar países que han sido desgarrados por conflictos. Su objetivo principal es facilitar la transición hacia la estabilidad política, económica y social, creando un entorno seguro y propicio para el desarrollo.

Estas operaciones tienen distintos mandatos, que pueden incluir: supervisar procesos de alto al fuego, proteger a la población civil, asistir en la desmovilización de combatientes, apoyar elecciones democráticas y fortalecer las instituciones del Estado de Derecho. Su configuración depende del contexto del conflicto y de las necesidades locales.

En terreno, estas misiones se materializan a través de contingentes militares, policiales y civiles, cada uno con funciones específicas pero colaborando de forma integrada. El componente militar, por su capacidad logística, operativa y de despliegue rápido, suele ser el pilar inicial de estas operaciones. A través de patrullajes, zonas seguras, asistencia en emergencias o incluso respuesta ante crisis, las fuerzas armadas garantizan la presencia activa del mandato de paz.

Un ejemplo claro de esta lógica operativa fue la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití), donde se establecieron zonas bajo control de las fuerzas de paz para proteger a la población de bandas armadas y colaborar en la reconstrucción institucional del país.


El marco legal y organizativo detrás de las misiones de paz

Las misiones de paz tienen como sustento el Capítulo VI y VII de la Carta de las Naciones Unidas, que habilita al Consejo de Seguridad a autorizar intervenciones para mantener o restaurar la paz y la seguridad internacionales. Una vez autorizada, la misión debe contar con el consentimiento del país anfitrión y con la contribución voluntaria de Estados miembros que aporten tropas o personal civil.

La estructura organizativa suele estar liderada por un Representante Especial del Secretario General, quien coordina todos los componentes de la misión. El Comandante de la Fuerza (Force Commander) es responsable de los aspectos militares, dirigiendo a los diferentes batallones nacionales desplegados en la zona.

Desde el punto de vista legal, los soldados y oficiales desplegados conservan la jurisdicción nacional, es decir, siguen siendo parte de sus fuerzas armadas de origen. Sin embargo, operan bajo las reglas de enfrentamiento (ROE, por sus siglas en inglés) establecidas por la misión de paz, que regulan el uso de la fuerza, los niveles de intervención y la conducta en situaciones de riesgo.

También se aplica el derecho internacional humanitario y los derechos humanos, pilares esenciales en la conducta de las tropas. Esto implica que las fuerzas armadas, más allá de su entrenamiento bélico, deben actuar con respeto a la población civil, atender víctimas, y actuar como un factor de confianza y estabilización.

Bolivian Army 2nd Lt. Mauricio Vidangos stands guard at the entry control point of an Observation Point. (U.S. Air Force photo by Senior Airman JoAnn S. Makinano)

La participación peruana en operaciones de paz internacionales

El Perú ha estado comprometido con las misiones de paz de la ONU desde 1958, y a lo largo de las décadas ha consolidado una reputación ejemplar como contribuyente de tropas. A través de CECOPAZ (Centro de Entrenamiento y Capacitación para Operaciones de Paz), el país ha profesionalizado su participación, formando efectivos altamente preparados tanto en doctrina internacional como en sensibilización cultural.

Una de las participaciones más destacadas fue en la misión MINUSTAH, en Haití, donde el Batallón Perú cumplió un papel crucial entre los años 2004 y 2017. El contingente peruano estuvo a cargo de la seguridad en zonas de alto riesgo como Gonaïves, Puerto Príncipe y Jacmel, realizando operaciones de patrullaje, control de disturbios y apoyo logístico.

El Perú también ha participado en Liberia (UNMIL), Sahara Occidental (MINURSO), República Centroafricana (MINUSCA) y República Democrática del Congo (MONUSCO), entre otras. En cada una de estas misiones, los efectivos peruanos han sido reconocidos por su disciplina, adaptabilidad y compromiso con la protección de la población civil.


El Batallón Perú: ejemplo de compromiso y valentía

En el marco de la MINUSTAH, el Batallón Perú se convirtió en una de las unidades más respetadas y valoradas. No solo cumplió con profesionalismo sus mandatos de seguridad, sino que también fue fundamental en la asistencia humanitaria tras desastres naturales, como el terremoto de Haití en 2010.

Tuve el privilegio de conocer de cerca estos relatos gracias a compañeros de promoción que sirvieron directamente en estas misiones. Algunos de ellos formaron parte de las fuerzas de paz conocidas como CECOPAZ en Liberia o Haití, enfrentándose a situaciones extremadamente complejas. En Haití, particularmente, vivieron enfrentamientos muy duros, y gracias a su preparación y valor, salieron victoriosos.

Sus historias, compartidas en nuestro canal de YouTube de veteranos, son testimonio vívido de lo que implica estar en una zona de conflicto: jornadas extenuantes, presión constante y la necesidad de tomar decisiones críticas en segundos. Pero también muestran el lado humano: la empatía hacia las comunidades locales, la alegría de ayudar y el orgullo de representar al Perú.

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