Si bien es cierto que la guerra en sí misma nunca cambia, las formas en que las peleamos están en una evolución constante conforme pasa el tiempo. La introducción de la pólvora, por ejemplo, transformó el campo de batalla en más formas de las que podemos enumerar, dando lugar al estilo de guerra industrial organizado que se observó en las principales guerras de los siglos XIX y XX.
Sin embargo, en las últimas décadas, la guerra ha cambiado de manera más radical en comparación con cualquier otro momento de la historia. Ya no se libra entre estados nacionales o imperios con ejércitos masivos y organizados, sino entre grupos desproporcionadamente armados con una variedad de metas y objetivos poco claros. Las guerras civiles, las insurgencias y otros tipos irregulares de conflictos han reemplazado a la guerra regular de una fuerza armada convencional contra otra, tal como la conocemos, con efectos de amplio alcance en la seguridad y la geopolítica globales.

Evolución de la Guerra Asimétrica en el Siglo XXI
(en pocas palabras sabrás eso de “guerra asimétrica”)
En la actualidad, nos encontramos en una era de guerra asimétrica, donde los conflictos entre grandes potencias han disminuido debido a los tratados de paz posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En su lugar, la guerra moderna se caracteriza por enfrentamientos entre grupos armados desiguales, como milicias rebeldes y fuerzas estatales. La guerra asimétrica no es nueva, pero es sorprendente cómo la mayoría de los conflictos activos involucran ejércitos bien entrenados que se enfrentan a fuerzas desorganizadas sin posibilidades de éxito en un enfrentamiento directo.

La Privatización de la Guerra: El Auge de los Contratistas Militares
En este mundo en constante cambio, la guerra moderna se ha vuelto más privatizada que nunca. Los contratistas militares privados ahora componen una parte significativa de las fuerzas combatientes en conflictos a nivel mundial. Por ejemplo, en las guerras de Irak y Afganistán, o el de Ucrania y Rusia, los contratistas militares privados, en su mayoría veteranos de las fuerzas armadas, constituían una parte considerable de las fuerzas estadounidenses. Empresas como el grupo Wagner o G4S son ahora más grandes que algunos ejércitos nacionales, ejerciendo una influencia sustancial en cuestiones de seguridad y conflicto en todo el mundo.

La Carrera Armamentista en la Era Digital
La carrera armamentista ha sido una característica definitoria de la era nuclear, pero hoy en día se extiende más allá de las armas nucleares. Las principales potencias militares están invirtiendo en tecnologías avanzadas como misiles hipersónicos, nanobots, drones, sistemas informáticos y sistemas de armas autónomos, en una búsqueda interminable por superar a sus rivales. La Guerra Fría puede haber terminado, pero la doctrina de la disuasión a través del desarrollo de armas avanzadas y digitales continúa definiendo el escenario global.

Guerra y Medio Ambiente: Un Vínculo Ignorado
La guerra no solo afecta a las sociedades humanas, sino que también tiene un impacto ecológico significativo. Los conflictos históricos, como la conquista europea de América, han dejado huellas ecológicas duraderas. En la actualidad, los conflictos militares desplazan poblaciones, causan daños irreparables a los ecosistemas y tienen una huella de carbono masiva. Es hora de reconocer la conexión entre la guerra y la crisis climática, ya que la guerra moderna es un factor importante en la degradación del medio ambiente.

La Duración Interminable de los Conflictos Modernos
La guerra en la era moderna es notable por su duración aparentemente interminable. Más del 60% de los conflictos armados a gran escala han perdurado durante al menos una década. Esto se debe a la naturaleza cambiante de los conflictos actuales, que son principalmente guerras civiles y conflictos internos sin objetivos claros. La privatización de la guerra y la búsqueda del beneficio económico prolongan estos conflictos de manera inquietante.

Desafiando el Mito de la “Guerra Justa”
Desde las cruzadas donde se iban a la guerra en nombre de la justicia divina, el concepto de una “guerra justa” ha perdurado en la percepción pública, a pesar de las realidades devastadoras de la guerra. A menudo, se ha utilizado para justificar conflictos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, a pesar de los horrores infligidos en nombre de la “justicia”. Este mito sigue siendo explotado por políticos y líderes para ganar apoyo público en tiempos de conflicto, aunque su validez sigue siendo cuestionable, un ejemplo claro es la abundancia de razones que esgrimen los medios de palestina e Israel para ganarse el favor y apoyo de la sociedad global.

El Paralelo Sorprendente: Pepsi y la Unión Soviética
Aunque pueda parecer sorprendente, incluso la marca de bebidas Pepsi ha desempeñado un papel interesante en la historia militar moderna. En 1959, Pepsi llegó a un acuerdo con la Unión Soviética, lo que resultó en el control del sexto ejército y fuerza armada más grande del mundo. Este episodio es un recordatorio inusual de cómo los eventos aparentemente mundanos pueden influir en la narrativa de la historia militar.

La Realidad de los Tiempos Violentos
A pesar de la percepción de que vivimos en una era pacífica, un estudio reciente desafía esta idea. La afirmación se basa en gran medida en un libro de 2011 escrito por un psicólogo de la Universidad de Harvard, Steven Pinker. En el libro, titulado Los mejores ángeles de nuestra naturaleza: por qué la violencia ha disminuido, Pinker sostiene que a pesar de lo que escuchamos en las noticias, la prevalencia de la violencia como porcentaje de la población solo ha disminuido en los últimos siglos.
Aunque las tasas de violencia como porcentaje de la población han disminuido, el número absoluto de víctimas de la guerra ha aumentado. Esto nos recuerda que, aunque muchas personas disfrutan de vidas pacíficas en la actualidad, el impacto de la guerra en términos de pérdidas humanas sigue siendo significativo.
Esto contrasta marcadamente con el resto del reino animal, donde las muertes relacionadas con la violencia tienden a disminuir con el tiempo.